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Desde Confitería Blanco queremos recomendarles dos que ganan un protagonismo especial durante esta época del año y, especialmente, con la próxima llegada de la celebración del Día de Todos Los Santos. Hablamos de los buñuelos de viento y de los huesos de santo, dos delicatesen que muy pronto estarán de nuevo disponibles en nuestro obrador y en la tienda online.
Los buñuelos de viento rellenos de crema pastelera elaborada de manera completamente artesanal y que incluyen entre sus ingredientes un súper alimento como es el aceite de oliva virgen extra son de esas exquisiteces que, precisamente, resultan aún más suculentas por el factor estacional. Es decir, por el hecho de que solo se pueden disfrutar en determinadas épocas o fechas del año. Y el momento de estos buñuelos que nuestros maestros artesanos elaboran de uno en uno ha llegado al fin con la entrada del otoño. A modo de curiosidad, podemos decir que encontrar el origen de este dulce no resulta nada sencillo, ya que algunos historiadores piensan que su nombre deriva del término “puñuelo”, una especie de bolas que los romanos amasaban con los puños. Otros, en cambio, creen que su nombre procede del francés “beignet”. Sin embargo, la mayoría da por seguro que tiene, como otros tantos postres, una procedencia árabe. Más en concreto, del dulce preferido de los árabes que residían en Granada, los buñuelos de agua miel, que se freían en aceite y que luego bañaban en miel hirviendo.
La costumbre acabó cristianizándose gracias a las cocinas de los conventos de la Edad Media, donde nació la costumbre de elaborar dulces exquisitos con el objetivo de agradar a los miembros de la comunidad. En cuanto a su simbología, se dice que cuando te comes un buñuelo estás sacando un alma del purgatorio.
No es ningún secreto que nuestra confitería, que aprecia y apuesta por la elaboración artesanal y por métodos centenarios, mantiene un fuerte vínculo con las tradiciones y celebraciones más importantes del país, y con los productos gastronómicos que suelen acompañarlas.
Como los buñuelos, otra de nuestras creaciones que más se consume en el Día de Todos los Santos son los huesos de santo. No es casual que la efemérides coincida con el final de la campaña de recolección de la almendra, que es uno de los ingredientes principales del mazapán en forma alargada y cilíndrica que caracterizan este delicioso dulce con un suave baño en almíbar que, en Confitería Blanco, rellenamos con dulce de yema. La historia y procedencia de los huesos de santo es mucho más clara y sus orígenes se achacan a un monje benedictino que instauró la tradición en el siglo XVII como una manera de restar protagonismo a la festividad pagana de los celtas que, por la misma fecha, celebraban su año nuevo. Los huesos de santo, cabe decir, simbolizan de una manera cariñosa a los muertos. Se considera por tanto que comer estos exquisitos dulces es señal de que los quieres y que no les temes.