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La reciente celebración de San Valentín ha venido a reafirmar que los regalos gastronómicos, en general, y la repostería de alta cocina, en particular, están entre los más apreciados y valorados por aquellos que los reciben. Y no solo por el Día de los Enamorados, un cumpleaños o cuando llega la Navidad. La repostería de alta cocina o una sencilla tarta de cumpleaños son un acierto seguro, en primer lugar, porque son una evidente demostración de cariño y porque no hay regalo que supere a tiempo para compartir entre delicatesen. Un regalo convencional, por bueno que sea, puede deteriorarse, agotarse o perderse para caer en el olvido. Pero los buenos momentos que se generan en torno a una mesa y a una tarta de cumpleaños o del momento que prefieras pueden llegar a ser inolvidables.
Por otra parte, cabe destacar que los regalos gastronómicos, a diferencia de otros más convencionales, no te “complican” la vida por no saber o haber olvidado una talla de ropa o las preferencias por un perfume, por citar algunos ejemplos. Además, resultan mucho más personales que el dinero en metálico o una tarjeta regalo si el tiempo se te echa encima. Otro punto a favor.
Entre los regalos gastronómicos y la repostería de alta cocina destacan los alimentos gourmet debido a que son productos que se asocian a calidad, naturalidad, tradición o frescura. Productos que, por su propia imagen o aspecto, ayudan a causar la buena impresión que se busca causar al regalar. El contenido, de por sí, es llamativo. Para sorprender también con el continente/envoltorio existe todo un mundo de posibilidades en forma de cajas decoradas, cintas especiales o cualquier tipo de adorno para que todo quede impecable. Aquí, el más valorado sigue siendo incluir una tarjeta con el nombre de la persona destinataria con su pertinente dedicatoria.