bombones de Confitería Blanco, Torrelavega

En el siguiente artículo queremos profundizar en los orígenes del chocolate, siempre teniendo en claro que nos movemos en una delgada línea que separa la leyenda del rigor histórico. De lo que no cabe duda es de que el cacao lleva cinco siglos formando parte de la alimentación española.

Todo arranca con la mitología prehispánica de Méjico, que hace referencia hasta a dos dioses vinculados al cacao: Ek-Chuah, de origen maya, y, Quetzalcóatl, de origen azteca, quien regaló el árbol del cacao a los hombres y destacaba por su bondad y por su oposición a los sacrificios. Según la leyenda, esta deidad prometió regresar en el año 1519 del calendario azteca. Esta profecía está detrás de que el emperador Moctezuma II confundiera la llegada de Hernán Cortés, que desembarcó en la costa de Méjico ese mismo año, con la del propio Quetzalcóatl. De ahí que le dieran una calurosa bienvenida en la que fue agasajado con un vaso de oro con una bebida muy energética, espesa y espumosa a la que llamaban "tchocolatl", un nombre muy parecido al del actual chocolate.

A partir de 1520, los religiosos que acompañaban a Hernán Cortés introdujeron esta bebida, aunque ya endulzada y caliente, en España, el primer exportador de este tentador alimento en Europa. Desde entonces, el cacao nunca faltó entre las mercancías que transportaban las carabelas españolas que regresaban de América rumbo a los puertos españoles. Muy bien custodiado por cierto.

La primera prueba documental del chocolate en nuestro país está vinculada a los dominicos, al mando de Fray Bartolomé de las Casas, y a una recepción a una representación de mayas que viajó a la Península. Fue esta orden religiosa, la de los dominicos, la que ayudó a hacer popular el chocolate en los monasterios. Pero el chocolate también encandiló a la infanta española Ana de Austria, que llevó a la corte francesa tan dulce capricho al casarse en 1615 con el rey de Francia, Luis XIII. A partir de entonces, fue solo cuestión de tiempo que se extendiera por todo el viejo continente. Así las cosas, parece normal que, antes de popularizarse, fuera la aristocracia el primer sector de la población que pusiera de moda la costumbre de tomar chocolate a la hora de desayunar o para la merienda.

Cuando en 1819 el suizo François-Louis Cailler creó la primera fábrica de chocolate, éste todavía era un producto exótico que sólo los ricos se podían permitir. En 1830, un compatriota de Cailler, Charles-Amédée Kohler, abrió también su fábrica e inventó algo que sería vital para el desarrollo de la industria del chocolate: el chocolate con avellanas. Ya en 1875, también obra y gracia de otro chocolatero suizo, Daniel Peter, nació el chocolate con leche.

La trayectoria de Confitería Blanco arrancó en el mismo siglo, concretamente en 1898. Desde entonces, nuestros maestros artesanos, y también chocolateros, han puesto todo su esmero y dedicación en la elaboración de productos completamente artesanales que incluyen el chocolate en su receta. Palmeritas, nuris, bombones, pastas de té… un sinfín de creaciones que conservan la tradición del sello Blanco y que figuran entre las preferidas de nuestros clientes desde hace más de un siglo. Productos que pueden disfrutar en nuestro obrador y también desde cualquier punto de España como recién hechos gracias a nuestro servicio de transporte en frío. Disfruta de estas dulces tentaciones en nuestra página web confiteriablanco.com

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