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En Confitería Blanco no nos cansamos de repetir nuestro apego por las tradiciones más arraigadas y nuestra intención de estar presente en los momentos más importantes de nuestros clientes. Uno de ellos es el día de su boda. Y nada nos hace más ilusión que encargarnos de la elaboración de su tarta nupcial. Para nosotros, siempre es un momento emotivo y para nuestros maestros artesanos, una gran oportunidad para demostrar su experiencia y virtuosismo elaborando tartas de boda acordes al evento y que resulten imposibles de olvidar por su sabor y presentación. Un sueño que venimos cumpliendo desde hace más de un siglo con la tarta de hojaldre almendrada como principal protagonista.
La tarta nupcial es uno de los símbolos más universales de las bodas a lo largo y ancho del planeta. No hay vídeo o reportaje del evento en el que no aparezcan los novios cortando este delicioso pastel con una canción de fondo que hace las veces de banda sonora del momento. Éste es solo uno de los rituales relacionados con la tarta de boda. Pero hay más. ¿Te apetece conocerlos? Te lo contamos a continuación, pero antes nos detendremos en los orígenes de la tradición del pastel nupcial por excelencia.
La historia sitúa un precedente en la época de los romanos, en la que se desmigaba medio pastel de trigo y sal sobre la cabeza de la novia para que los invitados recogieran los trozos y, de esta manera, compartirían la felicidad y los suertes de la pareja en su gran día. Pero la tarta de bodas tal y como la entendemos hoy día procede de la Inglaterra victoriana, en el siglo XVII. Por aquel entonces, las tartas, que al principio eran solo de agua, sal y harina, pero que pronto incorporaron frutas o frutos secos, eran elaboradas por los invitados y se entendían como un obsequio para los novios. La costumbre era apilarlas hasta formar una gran torre de tartas desde cuya cima los novios debían besarse antes de repartir porciones entre los asistentes. Fue la obvia inestabilidad de esta pirámide de tartas la que dio lugar a la creación de un único pastel de gran tamaño. La considerada primera tarta tradicional de bodas fue la que protagonizó la boda de la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto en el año 1840.
- Cortar la tarta juntos: Hace varias décadas, la tradición rezaba que era la novia la encargada de cortar la tarta nupcial. Pero desde hace ya mucho tiempo la norma es que lo haga a la vez que el novio. Sea con una espada o con un cuchillo de gran tamaño, opción más habitual hoy día, el corte simboliza la primera tarea juntos como matrimonio. Que cada uno le brinde un trozo al otro significa que están preparados para compartir. Después el pastel se reparte entre los invitados como muestra de unión y de felicidad compartida regada en cava o champán. Hoy en día las tartas han evolucionado mucho y, aunque siguen realizándose tartas tradicionales de varios pisos, otros novios optan por algo más sencillo o, incluso, tartas personalizadas. Todas tienen cabida en Confitería Blanco.
- Las figuras de los novios sobre la tarta: No hay referencias precisas sobre el origen de esta tradición, pero sí se sabe a ciencia cierta que es muy posterior al de la propia tarta nupcial. Independientemente del momento histórico, hablamos de una tradición más que consolidada y que permite a los novios coronar la tarta con dos figuras que les representen y acordes a la decoración de la propia boda. Una costumbre que ha dado lugar a otra igualmente arraigada: la de entregar los muñecos, o bien una réplica, a la siguiente pareja de familiares o amigos que tenga intención de pasar por el altar.
- Guardar un trozo de tarta: Aunque es una tradición más propia de los países anglosajones, cada vez son más los novios que deciden seguirla con sus diferentes variaciones. Al principio la costumbre era congelar un trozo hasta la llegada del primer hijo de la pareja. Pero como ya suelen esperar más de un año antes de convertirse en padres, la tradición ha cambiado y ahora se suele sacar una vez alcanzado el primer aniversario como símbolo de fidelidad y de amor eterno. Otros, incluso, la degustan al día siguiente del evento, para recordar una jornada especial que marcará sus vidas.
- La tradición de las cintas: Otra costumbre con cada vez más seguidores, en este caso con orígenes argentinos, es esconder un anillo dentro de la tarta atado a una cinta que sobresale del pastel entre otras que no tienen ninguna sorpresa. Es una tradición similar al lanzamiento del ramo de novia entre las invitadas solteras, ya que, según la superstición, la que encuentre el anillo será la próxima en pasar por el altar.