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Desde sus raíces en el Antiguo Egipto hasta cómo lo elaboramos hoy en nuestra confitería familiar. Tradición, técnica y sabor en cada capa.
Un arte milenario que nació en las orillas del Nilo
El hojaldre, ese delicado conjunto de capas doradas y crujientes que tanto amamos, tiene una historia tan rica como su sabor. Aunque hoy lo asociamos con la repostería europea, sus orígenes se remontan al Antiguo Egipto, donde ya se elaboraban panes finos intercalados con grasa o aceite. Estas primeras versiones no eran tan ligeras ni esponjosas como las actuales, pero sentaron las bases de un método que evolucionaría durante siglos.
De Grecia a Roma: la técnica se perfecciona
Los griegos adoptaron y mejoraron la técnica, usando aceite de oliva para separar las capas de masa. Más tarde, los romanos la adaptaron en sus panaderías, extendiendo la idea de las masas laminadas por todo el Mediterráneo. Con el paso del tiempo, esta tradición viajó hacia el norte de Europa, donde el uso de la mantequilla cambió para siempre la textura del hojaldre.
Francia, la cuna del hojaldre moderno
Aunque su origen es antiguo, fue en Francia, hacia el siglo XVII, donde el hojaldre adquirió su forma definitiva. El pastelero Claude Gellée, conocido como Le Pâtissier Lorrain, es considerado el inventor del hojaldre moderno. Según la historia, trataba de crear una masa para su padre enfermo y, al laminarla con mantequilla y doblarla repetidas veces, descubrió el efecto de las capas infladas por el vapor al hornear. Así nació la magia del hojaldre tal como lo conocemos hoy.
La tradición llega a nuestra tierra
Con el tiempo, las recetas francesas cruzaron fronteras y llegaron a España, donde los obradores locales las adaptaron con ingredientes propios: mantequilla fresca, harina nacional y un toque artesanal. En nuestra confitería familiar, mantenemos viva esa herencia, respetando el proceso tradicional de plegar la masa a mano, reposarla y hornearla hasta conseguir un hojaldre ligero, dorado y lleno de sabor.
El hojaldre hoy: innovación sin perder el alma
El hojaldre ha evolucionado sin perder su esencia. Hoy lo encontramos en versiones dulces y saladas, en pastelería moderna, cocina gourmet y hasta en opciones veganas o sin gluten. En nuestro obrador, combinamos esa tradición centenaria con un toque actual: rellenos innovadores, productos de temporada y una elaboración cuidada que conserva la autenticidad de siempre.
Un legado que se saborea en cada capa
Cada vez que pruebas uno de nuestros hojaldres, no solo disfrutas de un dulce: estás saboreando siglos de historia y dedicación. Desde Egipto hasta nuestro mostrador, este viaje del hojaldre es una celebración de la paciencia, la técnica y el amor por la repostería artesanal.